12 de septiembre de 2010

Con perdón de Dios, el Estado laico es una jalada...


Eso dice el letrado y culto obispo de Ecatepec, don Onésimo Cepeda.

Y sí, supongo que para la elite de la Iglesia Católica debe ser así, ya que desde el salinismo se la han pasado trasgrediendo las cuestiones de Estado y la legalidad sin ningún pudor, sólo porque pueden, ¿no?

La situación se ha vuelto más crítica desde que llego el panismo, aunque si llegará a ganar Peña Nieto eso no desaparecería, porque el Grupo Atlacomulco siempre se ha distinguido por contar con el respaldo de la jerarquía católica.

En los últimos años, los laicos, los ateos, los protestantes, los católicos libertarios y todos los que viven en este país, nos hemos tenido que aguantar la innumerable cantidad de picardías de estos pródigos hijos de dios, quienes se dedican a ofender a los gays, las mujeres, el estado y todo aquello que no les guste, dado que a la Iglesia, le gustan pocas cosas.

Y nadie hace nada, la Secretaría de Gobernación se queda callada, porque así se ve más bonita, y dejan que estos graves atentados mermen más y más el poder de los gobiernos.

No es sólo que declaren estas cosas, es que en realidad ejercen acciones destinadas a socavar el poder del Estado y de esa forma ir ganando terreno y poder, porque, ¡vamos, las almas de los fieles en el más allá es lo único que está fuera de la discusión!


El riesgo es muy grande, durante la historia de la humanidad, la Iglesia se ha destacado por rechazar y reprimir el libre pensamiento, ya que eso atenta directamente contra su poder en las mentes humanos.

Las leyes que se han aprobado en el Distrito Federal lo hacen un oasis enmedio de tanta discusión y violencia sin sentido. Son las únicas que en realidad tendrán un efecto a largo plazo en las consciencias de los mexicanos, incentivando la tolerancia y la aceptación de lo diferentes, virtudes que hoy se hacen tan necesarias en este colapsado país.

Así que como en la Reforma, debemos seguir la lucha por la defensa del Estado Laico...

*Cabe destacar que esta autora y para ahorrarme suspicacias, es atea, de izquierda y laica (como alguna vez se describió Michel Bachellet)

No hay comentarios.: